Libros que leo: En el principio fue la línea de comandos de Neal Stephenson

Hay lecturas que son imprescindibles. La que vamos a tratar hoy es una de ellas. En el principio fue la línea de comandos es un ensayo del escritor estadounidense Neal Stephenson. Probablemente, Stephenson te suene por La era del diamante: Manual ilustrado para jovencitas, que ganó los premios Hugo y Locus en el año 1995, o por la genial Criptonomicón de 1999, con la que volvió a ser galardonado con el premio Locus. De todas formas, no te preocupes si no lo conoces, porque en breve escribiré un post sobre este autor.

La obra que nos atañe hoy es un ensayo que aborda las razones por las que el software libre debería imponerse sobre el software propietario. Al mismo tiempo, constituye una deliciosa historia del origen de los distintos sistemas operativos y de como han influido en nuestra forma de percibir el mundo. Y, por último, constituye un auténtico tratado filosófico sobre el control que tenemos de nuestras propias vidas. Todo ello en poco más de 150 páginas. No está mal ¿no?.

Algunos de los motivos por los que Stephenson aboga por el software libre ya los hemos expuesto en el post que dediqué a las razones por las que uso Linux. Básicamente, se trata de que lo que compras al adquirir un sistema operativo no es más que una caja llena de aire (eso en 1999 que comprabas CDs, no como ahora que ni siquiera tienes un objeto físico, sino que lo descargas directamente de la red) con una serie de programas de los que careces de cualquier control.

Sin embargo, la característica más fascinante de este texto es como analiza la influencia de los sistemas operativos en nuestra forma de afrontar la vida. Vivimos en una era de interfaces gráficas. Interactuamos con el mundo a través de las pantallas de nuestros teléfonos móviles, trabajamos con ordenadores cargados de metáforas: un documento de un procesador de textos se asemeja a un folio; con la diferencia de que el folio existe y es inalterable y el documento del procesador es un ente virtual que en cualquier momento puede desaparecer y se modifica constantemente. Es la creencia en estas metáforas que percibimos como certezas la que nos aparta de la realidad. Y es aquí donde aparece el trasfondo filosófico de la obra: la realidad tangible también viene tamizada en forma de metáforas o interfaces. Disfrutamos de parques temáticos que dicen reproducir determinadas culturas cuando no son más que amasijos de cartón-piedra, consumimos series de televisión con contenidos pseudohistóricos; en todo momento, la realidad se nos ofrece suavizada y simplificada.

Este libro fue escrito en 1999, pero previó la realidad actual. No hay más que observar a las personas en los bares, restaurantes o en la calle. La conversación ha desaparecido, enviamos fotos y chorradas con nuestro móvil a la persona que está a nuestro lado, la comida nos es servida para ser fotografiada y subida a Instagram, no para saborearla. No disfrutamos de la realidad hasta que no la hemos virtualizado.

Todo ello nos lleva al meollo del libro, si no vivimos en el mundo real, si buscamos la interfaz gráfica para simplificar nuestras elecciones, si consumimos solo aquello que ha sido previamente convertido en una metáfora:¿dónde está nuestra libertad?

Si tienes curiosidad por este libro, te puedes descargar una copia legal pulsando aquí

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