Fraudes que leo: La supraconcienca existe del Dr. Manuel Sans Segarra.

Podríamos definir las ECM (experiencias cercanas a la muerte) como las vivencias que ciertas personas experimentan en situaciones de muerte clínica o de extrema gravedad en las que sus vidas corren severo peligro. Dentro de las ECM hay distintas variedades. Están los que se mueven por un túnel hacia una luz, los que son visitados por seres queridos o divinidades de su religión; también están los que experimentan que salen de su cuerpo y ven como las personas alrededor se afanan en devolverles a la vida.

Se han propuesto diferentes explicaciones a estas experiencias que van desde darlas por totalmente ciertas a atribuirlas a alucinaciones provocadas por el cerebro para aliviar el momento de la muerte. Existe un nicho de mercado en el que diferentes autores tratan este tema; unos con más seriedad que otros. El autor al que nos referimos en este artículo no es, desde mi punto de vista, el que con más rigor trate este tema. Es más, podríamos encuadrar sus explicaciones de las ECM en una suerte de esoterismo pseudocientífico.

portada

Portada del libro y enlace a www.todostuslibros.com

¿Por qué hago esta afirmación?

En primer lugar, me sorprende que el doctor Manuel Sans Segarra, médico con una importante carrera profesional y académica que incluye un doctorado cum laude por su tesis sobre el cáncer de esófago, para justificar su hipótesis sobre la razón de las ECM, confunda conceptos científicos o, directamente, les dé una interpretación falsa o equivocada. Por ejemplo, el doctor Sans Segarra nos dice que la famosa ecuación de Einstein: e=mc2 es la prueba de que la materia no existe. Una barbaridad desde el punto de vista científico. Lo que la ecuación de Einstein demuestra es la equivalencia entre masa y energía. Es decir que una cantidad de masa puede transformarse en energía y viceversa.

Otra cosa que me exaspera del autor son sus constantes ataques al método científico —que se obstina en adjetivar como cartesiano newtoniano, ¡cómo si existiera otro método científico—. Según Sans Segarra, el método científico no nos sirve para estudiar las ECM. Querido doctor, el método científico es un proceso que tiene como finalidad establecer relaciones entre hechos para enunciar leyes y teorías que expliquen y fundamenten el funcionamiento del mundo. Es decir, usted observa un fenómeno —en este caso las experiencias cercanas a la muerte—, durante la observación obtiene unos datos (patrones, similitudes y diferencias, etcétera) y con esos datos formula una hipótesis. Una vez formulada la hipótesis, se realizan experimentos que la validarán o desecharán. Esto es lo que hizo Peter Higgs con su famoso bosón: en 1964 calculó su existencia en base a observaciones previas; durante un largo tiempo, los experimentos no dieron resultados convincentes hasta que, por fin, el 4 de julio de 2012, en un seminario conjunto de ATLAS y CMS en el CERN, se anunció el descubrimiento de una partícula consistente con el Bosón de Higgs. Con las ECM pasa lo mismo, se puede elaborar una hipótesis con datos y observaciones contrastadas. Faltaría la experimentación y, de hecho, si se pueden medir todos los signos vitales de un paciente antes de que fallezca y, a partir de ahí diseñar experimentos que nos ayuden a demostrar la hipótesis que tengamos sobre las ECM.

No contento con falsear y atacar la ciencia, el doctor Sans Segarra hace un ejercicio de cinismo impresionante. Tras denostar el método científico, afirma que solo la física cuántica sí puede explicar las ECM. Hasta donde yo sé, la física cuántica es hija del método científico. Justifica su afirmación en un trabajo de Roger Penrose y Stuart Hammerof en el que afirman que la conciencia tienen un origen cuántico. Este trabajo ha sido denostado por la comunidad científica ya que tanto Penrose como Hamerof se olvidaron de que las leyes de la mecánica cuántica suelen aplicarse a temperaturas muy bajas no compatibles con la temperatura corporal.

Para colmo, después de despachar una serie de posibles explicaciones médicas a las ECM que no le gustan a Sans Segarra con apenas una frase para cada una de ellas, le dedica varias páginas a la hipnosis regresiva en el modo en que la practicaba un tal Richard Weiss que intentaba explorar vidas pasadas hipnotizando a sus pacientes. Se ha demostrado que este tipo de terapia crea falsos recuerdos en los afectados.

La hipótesis

Todas la barbaridades anteriores (y muchas más) las utiliza el autor para justificar su hipótesis sobre la razón de ser de las ECM. Según Sans Segarra existe una conciencia local y una supraconciencia. La conciencia local sería la responsable de proporcionar «conocimiento de nuestra existencia, de nuestras reflexiones y de nuestros actos. En cada momento permite saber quién soy, qué pienso, qué hago y en qué entorno me muevo». Esta es la conciencia que experimentamos mientras vivimos. La supraconciencia «es la idea de que la conciencia no es simplemente el resultado de la actividad neuronal en el cerebro, sino que existe en un nivel más profundo y fundamental de la realidad». Podría decirse que la supraconciencia es el equivalente del alma y que es eterna.

En el ámbito de las ECM, podríamos definir estas como la experiencia de abandonar la conciencia local para alcanzar la supraconciencia durante un tiempo limitado provocado por una muerte clínica o un problema de salud extremadamente grave.

Este es el resumen de todo el libro. No hay más.

Conclusiones

El doctor Sans Segarra llega a una conclusión que es común a las mayoría de las religiones. Le cambia el nombre al alma, la llama supraconciencia, juega con algunos conceptos religiosos y psicológicos, recoge varios términos científicos y los mete en la coctelera (quién sabe si no ha usado ChatGPT o alguna otra IA) y escupe un libraco para incautos aprovechándose de la poca educación científica y tecnológica que tenemos en nuestro país.

Tantos errores en conceptos científicos por parte de un licenciado en medicina son sospechosos. O miente o los ignora. La segunda opción no es creíble por su formación. Lo que me lleva a pensar es que lo que realmente le importa a este señor es rellenar páginas y pasar por caja.

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