6 razones por las que uso Linux
lewing@isc.tamu.edu Larry Ewing and The GIMP, CC0, via Wikimedia Commons
Como os habréis dado cuenta leyendo mi blog, soy un usuario convencido del sistema operativo Linux. Hay muchos motivos para pasarse al sistema del pingüino. Yo os voy a dar los míos.
Es tuyo
Imagina que te compras una casa pero en el contrato de compra-venta se estipula que no puedes hacer reformas en ella, no puedes alquilarla, ni siquiera puedes revenderla. Es más, el propio contrato te dice que solo puedes vivir tú en ella y, si quieres que alguien más la disfrute, tienes que ampliar la licencia de uso. Pues bien, cuando instalas en tu ordenador un sistema operativo como MS Windows o software propietario por el que has pagado, te pasa eso mismo: todas las clausulas que aceptas sin leer durante la instalación vienen a decir que sólo puedes tener instalado ese programa o sistema en una sola máquina, que no puedes tener acceso a su código fuente para modificarlo ni, mucho menos, ejercer ingeniería inversa sobre él. Y no hablemos ya de revenderlo. Has pagado un pastón por un derecho de uso, no por una propiedad. Y todos sabemos lo que pasa luego con las actualizaciones de Windows 10, que te destrozan el ordenador y no te quejes.
Sin embargo, cuando te descargas o compras una distro de Linux, lo que has instalado es tuyo. Puedes acceder a su código fuente, modificarlo si sabes e, incluso copiarlo hasta la saciedad y regalarlo o venderlo. Solo tienes una restricción: lo regalas, distribuyes o lo vendes con las mismas condiciones con la que lo has adquirido; es decir, dejas que el nuevo propietario pueda modificar, copiar o redistribuir con la misma libertad con que lo haces tú.
Desde un punto de vista moral, la diferencia está clara: la segunda opción te entrega algo en propiedad; mientras que la opción del software propietario lo que te ofrece es un alquiler limitado y sin garantías.
Es seguro
Esa misma libertad de la que hemos hablado, es la que hace a Linux tan seguro. Cada vez que aparece una vulnerabilidad, miles de hackers —en la acepción de expertos autodidactas— se ponen a trabajar en parches y soluciones para el problema. Muchos de los errores del software libre son descubiertos por los propios usuarios y hechos públicos al momento, lo que permite un respuesta casi instantánea. Por el contrario, si se te ocurre hacer pública una vulnerabilidad en un software propietario, te puedes enfrentar a una demanda por parte de la propia empresa que lo ha fabricado porque entenderá que has realizado ingeniería inversa sobre él. Con lo cual, las vulnerabilidades de ese programa por el que has pagado un pastizal, solo se sabrán cuando un hacker malo, después de haberlas explotado y ya sea tarde, las haga públicas. Y aun así, solo podrán resolverla los programadores a sueldo de la empresa. El ratio tiempo-eficacia, como podréis intuir, es bastante pobre.
Es configurable
En Windows, a lo más que puedes aspirar es a cambiar el fondo de escritorio y el salvapantallas. Con algo de esfuerzo, quizás puedas cambiar los iconos o la pantalla de inicio. Desde un punto de vista estético, Linux puede ser todo lo bonito que tu quieras que sea. Puedes pasar de un escritorio con todo tipo de efectos al más espartano que puedas imaginar. Puedes cambiar la decoración de las ventanas, el comportamiento de estas, cualquier cosa que se te ocurra.
Pero la configuración no es solo estética. Dependiendo de las capacidades y potencia de tu ordenador, puedes añadir o eliminar módulos de manera que el rendimiento sea lo más óptimo posible.
Es fácil de usar
Mucha gente se excusa para no utilizar Linux en una supuesta dificultad de uso. Al principio de los tiempos, Linux era un sistema complejo de emplear. Era necesario poseer una serie de conocimientos para su instalación y no era muy intuitivo. Ahora, distribuciones como Ubuntu o Linux Mint son facilísimas de instalar y muy intuitivas a la hora de usarse. En cualquier paso, pensad cuando cambiasteis de Windows XP a Windows 7 o a Windows 10. Tuvisteis que asumir nuevos paradigmas. En Linux, os aseguro que será menos doloroso.
Es compatible con tus necesidades
A no ser que seas un gamer profesional, Linux no te va a impedir hacer nada de lo que ya haces con Windows. Las suites ofimáticas tienen un grado de compatibilidad bastante alto con los estándares de MS Office. Tienes lectores de PDF; programas para la edición gráfica igual de potentes que photoshop; reproductores multimedia para todos los formatos y, si por algún motivo estás atado a algún software propietario, puedes usar emuladores como wine que te permitirán instalar dicho programa en tu sistema Linux.
Es divertido
Sí, Linux es divertido. Es algo más que un sistema operativo: es una filosofía de vida. Cuanto más lo usas, más retos te planteas. Y cuando empiezas a ser un poco experto y le pierdes el miedo a la terminal, das un tremendo salto cualitativo en términos de productividad.
Lo bonito de Linux es que siempre hay una forma diferente de hacer las cosas. Siempre puedes aprender algo nuevo. Y aprender siempre es bueno.
Así que anímate, prueba Linux.
Me cuesta trabajo entender por qué sigue siendo tan residual, y alucino, claro, con el dinero que han gastado comunidades autónomas como la andaluza para luego dar marcha atrás y dejarnos a merced del mundo Windows o sistemas obsoletos e inseguros... Yo ya no sabría ubicarme en software privativo
ResponderEliminarLa verdad es que son muchos los intereses que hay detrás de la adopción de software propietario. Lo que no entiendo es a los particulares o incluso a las empresas que pierden dinero y eficiencia por no usar software libre.
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