Acortemos la longitud de la cadena de suministro

 

Los aficionados hablan sobre tácticas, los profesionales estudian logística

--Robert H. Barrow

Cualquier operación militar depende de un finísimo cordón umbilical que la mantiene unida a las organizaciones que le proporcionan el apoyo logístico. La ruptura de este cordón aboca al fracaso de la misma. Sabotajes, atascos, climatología adversa, malas carreteras y otros muchos factores amenazan el sostenimiento de cualquier operación. Por ello, los grandes estrategas suelen preocuparse más por como sus tropas recibirán el carburante y las municiones que necesitan que por el propio desarrollo de la batalla. A todo ello hay que unir el mantenimiento y la reparación de los materiales, el cuidado y la evacuación de las bajas y un largo etcétera de factores cruciales para el éxito de la operación.

Ese cordón umbilical que hemos citado es, ni más ni menos, lo que se conoce como la cadena de suministro. La globalización nos ha permitido implantar cadenas de suministro extremadamente largas. No es difícil que cualquier empresa, no necesariamente de gran tamaño, obtenga los materiales que necesita para fabricar sus productos de proveedores situados en países lejanos. Y eso no es malo per se ya que permite que los beneficios, el trabajo y las oportunidades de negocio se repartan de forma global.

Ferrocarril de mercancías.
Propiedad del autor.

El problema radica en la interdependencia de todos los actores. El bloqueo del Canal de Suez al encallar el buque Ever Given produjo una crisis en el modelo global de distribución. Crisis que casi se convierte en hecatombe cuando, después del confinamiento global causado por el COVID 19, el transporte casi colapsa a causa de la explosión de la demanda. La guerra de Ucrania, con el incremento de precio de los combustibles y otras materias primas, tampoco ayuda a mantener el ideal de largas cadenas de suministro.

Por tanto, queda plantearse la opción de acortar la cadena de suministro. Está claro que el precio de la hora de trabajo de un minero, de un obrero o de un agricultor en Europa es mucho más que alta que la de su homólogo oriental, pero también hemos de tener en cuenta la época de incertidumbre que nos ha tocado vivir. Y todos sabemos que la incertidumbre es la principal enemiga de la logística. Muchas veces lo barato sale caro. Esta claro que, sin renunciar al mercado global, hay que buscar alternativas a la deslocalización extrema que practicamos en la actualidad. Y ello pasa por acortar la longitud de nuestras cadenas de suministro, apostando por la obtención de materias primas y de mano de obra en nuestro entorno.

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