Libros que leo: Las nuevas reglas de la guerra de Sean McFate
Esta semana vamos a analizar el libro «Las nuevas reglas de la guerra» de Sean McFate. Este señor sirvió de joven en la 82ª División aerotransportada del Ejército de los Estados Unidos, luego se metió en el mundo de los contratistas privados de seguridad —a los que llama sin complejos mercenarios— y, finalmente, tras sacarse un doctorado, escribe libros y da conferencias.
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Portada del libro
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La obra me ha dejado un sabor agridulce. Por un lado, el autor realiza un análisis certero sobre el estancamiento estratégico en el que se encuentran los ejércitos occidentales. Por otro, vuelve a descubrir la pólvora y sentencia a la guerra convencional como culpable de todos los males habidos y por haber.
Empecemos por el análisis. McFate se pregunta por qué desde el final de la 2ª Guerra Mundial, los EEUU y, por ende, el resto de ejércitos occidentales no han ganado ninguna de las guerras que se han declarado desde entonces. Según él, las causas principales son dos: la nula adaptación estratégica de las distintas fuerzas armadas al nuevo entorno de combate; y el exceso de confianza en la superioridad tecnológica de occidente.
Siguiendo la línea de razonamiento del autor, nos encontramos en un entorno en el que entran a jugar en el teatro de la guerra actores no estatales. Esto tienen extrema importancia, ya que nuestra concepción estratégica acota el fenómeno de la guerra a la violencia entre estados. Los grupos terroristas, los cárteles de la droga o el crimen organizado no entran en la ecuación. Por ello, no existe un estrategia militar específica para combatir estos sujetos.
McFate suma al problema la existencia de los mercenarios, a los que da excesiva importancia —quizás por su pasado como soldado de fortuna— y pronostica que, en el futuro, no solo estados, sino grandes corporaciones, oeneges y personas muy ricas contratarán este tipo de servicios en beneficio propio.
Por último, cómo no, el autor se une a la moda de la guerra híbrida y aboga por dar un mayor protagonismo a las operaciones encubiertas realizadas por fuerzas de operaciones especiales.
En resumen, lo que nos viene a decir McFate es que nos abocamos a un futuro de desorden permanente, en el que los actores no estatales cobrarán un protagonismo principal en la guerra y que la única solución posible es el empleo masivo de unidades de operaciones especiales en conjunción con mercenarios.
Estoy de acuerdo en que nuestra cultura estratégica se haya estancada y que no hemos sabido dar una respuesta efectiva a problemas como la insurgencia, el terrorismo o el crimen organizado. Sin embargo, la solución que propone ya se ha puesto en práctica y ha fracasado. Tras exitosas campañas convencionales en Irak o Afganistán, nos hemos embarcado en un abuso de las operaciones especiales y encubiertas, en vez de recordar los principios fundamentales de la guerra convencional y ocupar y proteger los puntos estratégicos (recursos naturales, industria, ciudades principales, etc,) y las vías de comunicación que las unen, al tiempo que se les niegan al enemigo, forzándole a refugiarse en montañas y zonas estériles.
Por otro lado, la realidad es tozuda y acaba poniendo las cosas en su sitio. ¿Qué es la guerra de Ucrania? Una guerra convencional en la que participan artillería, carros de combate y unidades regulares en colaboración con otras irregulares.
Lo dicho, un buen análisis acompañado de mucho humo.
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