Por qué deberías leer a Asimov

Ya en el primer post de este blog, puse la ciencia ficción como uno de los temas centrales del mismo. La ciencia ficción es un género poco valorado pero que alberga obras maestras. Uno de los grandes maestros es Isaac Asimov. Y hoy vamos a hablar de sus dos sagas más importantes: las historias de robots y la saga de Fundación.

Además de escribir sobre ciencia ficción, debemos remarcar que Asimov fue también un gran divulgador científico y un amante de la historia, lo que añade un plus de valor a su obra, ya que incorpora de forma realista conceptos que, aunque no sean reales, no desentonan con la ciencia ni con el posible devenir de la humanidad.

Dicho esto, metámonos en faena con la primera colección de relatos. Los cuentos y novelas de robots de Asimov se ambientan en un futuro en los que los robots con aspecto humanoide son parte de nuestra vida. A medida que estos son más parecidos a nosotros y la inteligencia artificial que los gobierna es más avanzada, aparecen corrientes de rechazo a los robots en la Tierra. Este rechazo, por el contrario, no se manifiesta en los humanos que han colonizado el espacio, los llamados espaciales. En este contexto se ponen de manifiesto dos de las ideas fundamentales que impregnan la obra de Asimov:

La tecnología y la inteligencia artificial son aliados del ser humano. De hecho, Asimov, en su obra, atribuye la salvación de la humanidad a las decisiones de un robot inteligente. No podemos negar que, como especie, tenemos cierta tendencia a la autodestrucción y que, por lo tanto, el hecho de que una inteligencia artificial nos guíe no debe tener peores consecuencias que lo que hemos hecho hasta ahora. En cualquier caso, para evitar males mayores, Asimov propuso implantar en los cerebros positrónicos de los robots las que llamó las tres leyes de la robótica y que se enuncian así:

Primera Ley:
Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño.
Segunda Ley:
Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley.
Tercera Ley:
Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley.

Randall Munroe, en su fantástico webcomic xkcd, razonaba el orden en el que estaban escritas las tres leyes de la robótica de esta manera:

The Three Laws of Robotics Fuente:xkcd

Bromas aparte, lo que el maestro de la ciencia ficción nos quería transmitir es que no hay que tener miedo de la tecnología. A lo largo de la historia, el desarrollo tecnológico ha aumentado nuestra esperanza de vida, mejorado nuestra salud y hecho más cómoda nuestra existencia. De hecho, gozamos de más tiempo libre que nuestros padres y abuelos y disfrutamos de muchas más alternativas para el ocio y el desarrollo personal.

La vinculación de la supervivencia humana a la exploración espacial es la segunda gran reflexión que nos proporciona esta saga. En el post que escribí sobre la obra póstuma de Stephen Hawking Breves respuestas a las grandes preguntas, vimos como el científico también hacía suya esta idea. Tanto en los relatos de Asimov, como en los textos de Hawking, vemos que en nuestra naturaleza está imbricado el espíritu del explorador. Una sociedad que se estanca en sus fronteras o, de forma más local, unos hijos que evitan en lo posible abandonar el entorno familiar sin salir de la zona de confort, están abocados a la decadencia. El ser humano lleva inscrito en su ADN la necesidad de explorar, de investigar, de saber que hay más allá. En el propio escudo de nuestra nación, España, están escritas las palabras «Plus Ultra» en alusión a la hazaña colombina.

La otra gran obra de Asimov es la saga de Fundación o Ciclo de Trantor. En ella, el matemático Hari Seldon descubre que, por métodos estadísticos aplicados a grandes masas de población, se puede predecir el futuro de una sociedad. A esta nueva disciplina la denomina psicohistoria. Aplicando las ecuaciones de la psicohistoria, Seldon descubre que el Imperio Galáctico ha entrado en una fase de decadencia en la que, una vez que sucumba, la humanidad se verá envuelta en 30.000 años de oscuridad. Aquí podemos ver una cierta analogía con la caída del Imperio Romano y la posterior Edad Media.

Para reducir este interregno de 30.000 años a mil, Hari Seldon decide crear dos fundaciones, cada una de ellas en un extremo de la galaxia. Estas fundaciones estarían regidas por científicos y serían la semilla de la que nacería una nueva sociedad.

Sin darse cuenta, Asimov predijo la aparición de la ciencia del big data o, lo que es lo mismo, el tratamiento estadístico de enormes cantidades de datos con la finalidad de hallar patrones y predecir tendencias. En base al big data, empresas como Amazon deciden donde implantar sus almacenes y son capaces de ofrecerte productos a partir de tu historial de búsquedas y de compras.

Asimov fue un adelantado a su época. Describió como nadie los temores de la sociedad ante el auge de la inteligencia artificial: muchos de sus cuentos son dignos de aparecer en un capítulo de Black Mirror; predijo la llegada del big data y nos señaló el camino que salvará a nuestra especie de la extinción: la conquista del espacio.

No sé a qué estás esperando para empezar a leerlo.

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