En defensa del correo electrónico

No hace mucho tiempo, enviábamos cartas en papel. Cogías un bolígrafo, rellenabas un folio en blanco, lo metías en un sobre y, tras pegarle un sello, introducías la carta en un buzón. La respuesta tardaba en llegar pues, tenía que aparecer un cartero, recoger la carta del buzón, llevarla a una oficina de correos, clasificar los sobres, cargarla en un camión que la transportaría a otra oficina de correos, donde se volvería a clasificar para que otro cartero la llevase a su destino. El destinatario leía la carta y, si decidía contestar, se repetía el proceso.

Hoy en día, mandamos un whatsapp y esperamos que el destinatario nos de respuesta inmediatamente. Vivimos en el mundo de lo instantáneo. De hecho, whatsapp es una aplicación de mensajería instantánea.

Vivimos en el mundo de lo inmediato. Recibimos estímulos y contestamos sobre la marcha. Puede ser una foto, un texto o un audio. Para colmo, en beneficio de la inmediatez, delegamos la expresión de nuestras emociones a los emoticonos y a los stickers. Estamos perdiendo capacidad para expresar, no solo emociones, sino cualquier otra cosa. La prueba: pedid a alguien que escriba un párrafo resumiendo lo que ha hecho en el día. La mayoría no será capaz de hilar sujeto, verbo y predicado.

Imagen realizada con la IA de StableDiffusion

Obviamente, los tiempos han cambiado, la comunicación en papel no es eficiente pero sí podemos tomarnos nuestro tiempo para contestar a los mensajes. Además, si el asunto es importante, podemos emplear aplicaciones viejunas como el correo electrónico. El correo electrónico o email nos permite escribir textos largos, estructurarlos en párrafos y organizar mejor las ideas. Al mismo tiempo, seguimos disfrutando de las ventajas que nos ofrece la tecnología: podemos anexar fotos y documentos, podemos dar formato y llega inmediatamente. Pero esta inmediatez es relativa. La gente no espera una respuesta inminente a tus correos. Es lo más parecido a una de las antiguas cartas en papel.

Cada vez nos expresamos peor. Esto se debe a que hemos renunciado al empleo del lenguaje. Leemos titulares y resúmenes, enviamos emoticonos en vez de palabras y nos forjamos opiniones en base a influencers de youtube, tik tok o instagram.

Si renunciamos a leer y escribir estaremos perdidos porque será el inicio de la distopía de 1984.

Comentarios

  1. Me gusta.
    Tienes toda la razón.
    Y no sólo en lo que se refiere a la escritura, si no que sl final la gente no sabrá leer, y, cómo sigamos así hasta los hijos vendrán sin contacto físico, así que llamarme viejo, carca o usado, me da igual, sigo como hace 30 años

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