Los Anillos de Poder. El gran fiasco de Amazon Prime.

El año pasado escribí sobre el respeto con el que Denis Villeneuve dirigió la película Dune. Ese respeto y cariño a la obra de Frank Herbert dieron como fruto una excelente cinta. También cité, en el mismo post, a Peter Jackson y su adaptación de El Señor de los Anillos de Tolkien. Otra vez el respeto a la obra y a los fans se reflejaron en una espléndida saga cinematográfica.

Tolkien vuelve, esta vez a la pequeña pantalla, de la mano de Amazon Prime, con una serie llamada Los Anillos de Poder y, esta vez, siento deciros que no se le puede aplicar nada de lo expuesto en el primer párrafo.

Aunque desde el punto de vista estético es una maravilla —hermosos paisajes, épicas batallas, fantásticas arquitecturas…—, desde el punto de vista del argumento, deja mucho que desear. De hecho, lo único que se parece a la obra de Tolkien son los nombres de los personajes y el título de la misma. No me puedo considerar un gran experto en el universo del Señor de los Anillos, pero he leído bastante sobre el mismo, y puedo deciros que durante los dos primeros episodios que se han publicado hasta ahora, me he sentido bastante desorientado. La causa, al parecer, es que la productora no posee los derechos sobre «El Silmarillión» y los hechos que se narran en la serie son anteriores a la «Guerra del Anillo» que es de lo que trata precisamente «El Silmarillión». Lo que nos da una idea bastante clara de que el objetivo de Amazon no era precisamente recrear la obra de Tolkien, sino ganar dinero aprovechándose del tirón de la marca de El Señor de los Anillos.

Para colmo, en vez de respetar un poco el universo de Tolkien (y ya no me refiero al argumento), se dedican a destrozarlo. Un ejemplo lo tenemos en los Hobbits. Nos los presentan cómo sucios y subdesarrollados. Si bien, es cierto que los pelosos —la raza Hobbit que aparece en la serie— emigraron hacia La Comarca desde el Este, eso no significa que fueran una especie de tribu atrasada, que es lo que vemos en la serie de Amazon. Con los Enanos pasa lo mismo. Esta vez, aunque algo más evolucionados que los Hobbits, aparecen como brutos y deformes. Y, por último, los hombres son malvados, sucios y atrasados. Solo los elfos se libran por ahora. Aunque, estéticamente, estos últimos dejan mucho que desear. ¿Cuándo se ha visto un elfo con tupé? Mirad a Elrond y fliparéis.

Y para finalizar, la serie es lenta y los diálogos insulsos.

Tan terrible ha sido la crítica que Amazon ha desactivado el botón de «No me gusta». Ahí lo dejo.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Los preocupantes resultados del experimento Milgram

Conflictos silenciados: Cinco zonas calientes que no verás en las noticias

Sentimientos negativos