Libros que leo: Nexus de Yuval Noah Harari

Nexus —del autor israelí­ Yuval Noah Harari— podrá­a considerarse la continuación de sus dos anteriores libros: Sapiens y Homo Deus. El autor, además de escribir libros, es historiador y profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Es especialista en historia medieval y militar.

Una vez hechas las presentaciones y, antes de meternos en harina, tenemos que hablar un poco de los dos libros citados. En el primero —Sapiens—, Harari da un repaso a la historia de la humanidad desde la Edad de Piedra hasta nuestros días. La tesis que defiende el autor es que el Homo Sapiens, a diferencia de otras especies humanas como el Hombre de Neandertal, ha sobrevivido y dominado el entorno porque es el único animal capaz de cooperar a gran escala. Esto es posible gracias un nuestra capacidad de crear entes imaginarios como dioses, naciones o empresas que, sin ser tangibles, nos animan a trabajar en equipo incluso entregando la vida si fuera necesario.

 

Portada del libro. Si pulsas sobre ella, accederás a todostuslibros.com para adquirirlo

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En cuanto a Homo Deus, Harari se concentra en el momento presente. Define el humanismo como una religión en la que la humanidad desplaza a Dios. Sin embargo, según el autor, esta religión peligra por un nuevo culto: el culto a los datos y a los algoritmos que los interpretan. A esta nueva religión la denomina dataismo y advierte de la posibilidad de que el Homo Sapiens pierda su preeminencia en beneficio del big data.

Nexus nos presenta la historia de la humanidad con un nuevo enfoque: el de la relación entre las distintas redes de información. La forma en la que fluye la información y la existencia o no de mecanismos de autocorrección en dichas redes nos dará la pauta para saber si nos encontramos en un sistema democrático o en uno dictatorial. Cuando la información fluye libremente en todos los sentidos es muy probable que nos encontremos en una democracia. Sin embargo, cuando la información fluye desde y hacia un núcleo central, estaremos inmersos en una dictadura.

La información que fluye por las redes no tiene por que ser cierta o verdadera. Para subsanar los errores existen los mecanismos de autocorrección. En los países democráticos estos mecanismos se encuentran en la separación de poderes y en la libertad de prensa y de expresión. Por el contrario, estos mecanismos no están en las sociedades que sufren una dictadura. Por eso, una democracia, aunque sea imperfecta, siempre podrá mejorar ya que los mecanismos de autocorrección enmiendan los errores: la prensa destapa escándalos, los jueces persiguen la corrupción, etc. Esto no ocurre en las dictaduras que tienden a ocultar los errores que cometen.

Otro asunto que aborda Harari es el de la influencia de la inteligencia artificial en la gestión de las redes. Según el autor, las IA son cada cada vez más complejas. De hecho, una vez entrenadas, es muy difícil interpretar los algoritmos que ellas mismas crean. Por tanto, si dejamos que sea la IA —sin ningún tipo de supervisión humana— la que gobierne los flujos de información podemos encontrarnos ante una dictadura general.

Harari, como buen conocedor de los últimos avances en inteligencia artificial, no dota a estas de conciencia o del misticismo que vemos en mucho recortes de la llamada prensa seria. Ni siquiera les achaca bondad o maldad. El peligro de las inteligencias artificiales está en que seamos incapaces de comprender sus mecanismos internos, les demos demasiado poder y, con el tiempo, seamos incapaces de dominarlas. Como podemos ver, no se trata de la revolución de las máquinas que propugnan muchos apocalípticos, sino de una cuestión de responsabilidad: de establecer dónde y cómo emplear las IA y de las competencias que le asignamos.

Como siempre, Harari expone sus ideas con una gran cantidad de ejemplos reales con los que fundamentar sus opiniones. Un libro que merece la pena leer.

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