La trampa de la incertidumbre

Podríamos definir SmartBrief como un thinktank dedicado al estudio del liderazgo. En su sitio web escriben reputados gurús del asunto y, de vez en cuando te encuentras con muy buenos artículos. Hoy, en el blog vamos a analizar uno de ellos que trata de uno de mis temas preferidos: cómo trabajar con la incertidumbre.

El artículo en cuestión se titula LA TRAMPA DE LA INCERTIDUMBRE y está escrito por Julie Winkle Giulioni. La autora nos cuenta como en un taller sobre liderazgo, varios ejecutivos se quejaban de como la incertidumbre paralizaba sus proyectos y a sus equipos. Vivimos en un mundo en cambio contaste: los mercados fluctúan por las distintas decisiones políticas, cada poco tiempo tenemos una crisis bélica o las mal llamadas nuevas tecnologías parecen amenazar nuestros puestos de trabajo. ¿Cómo lidiar con este entorno?

Imagen generada con la IA SORA de ChatGPT
 

La señora Giulione nos propone tres estrategias:

1. CAMBIAR DE «ESPERAR Y VER» A «VIBRAR Y PIVOTAR»

Una de las consecuencias más comunes —y también más dañina— ante la incertidumbre es la parálisis. La toma de decisiones se retrasa hasta conocer toda la información y no se actúa hasta que se controlan todos los detalles. Es lo que nos pide el cuerpo, no salir de la zona de confort y no asumir riesgos.

Giulione nos propone pensar a corto plazo y tomar decisiones y actuar conforme la información que tenemos. Es decir trabajar en los planes del presente y no tomar decisiones estratégicas hasta que el momento sea propicio. En realidad, lo que hacemos actuando de esta manera es realizar pequeños ajustes en repuesta a los cambios de la situación y que tienen un valor de días o semanas. Esta forma de actuar acentúa la seguridad y la confianza de los equipos que pueden progresar poco a poco sin esperar a poseer toda la información. Como dice la autora: «Se trata de valorar el momentum sobre la precisión. Reconociendo que en tiempos inciertos, el movimiento hacia adelante constante es más valioso que la parálisis en busca de perfección».

2. CREAR FALLOS SEGUROS

Ya hemos visto que en entornos complejos y cambiantes no existen los planes perfectos. La mejor forma de detectar fallos es crearlos nosotros mismos. Se trata de experimentar con pequeños proyectos, sin valor, en los que podamos poner en prácticas nuevas estrategias y asumir los fallos y errores que puedan ocurrir. De esta manera, con un bajo coste, obtenemos información de la experiencia y los errores cometidos nos advierten de otros que podamos cometer en proyectos de mayor importancia. La ventaja de estos pequeños ensayos es que puede ocurrir que en vez de pequeños fracasos nos encontremos con pequeños éxitos.

3. HACER DE LA CLARIDAD LA NUEVA CERTIDUMBRE

La incertidumbre es variable pero en toda empresa u organización existen unos fines y valores que son permanentes. El líder debe esforzarse para que el equipo comprenda estos valores y fines para que, en consonancia con ellos se tomen las mejores decisiones.

Hasta aquí el resumen del artículo. La incertidumbre ha venido para quedarse. Debemos aprender a convivir con ella. De los contrario, nos paralizaremos, no avanzaremos y, finalmente, fracasaremos.

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