Buzones inteligentes, la solución al transporte de última milla

Ahora que acaban las fiestas navideñas y con ellas el ansia de compras, tanto electrónicas como tradicionales, es el momento de meditar sobre el modelo de entrega de paquetería.

Estamos acostumbrados a comprar algo online y recibirlo poco después en nuestro domicilio. En más de una ocasión, el repartidor ha tenido que localizarnos por teléfono porque no nos encontrábamos en casa. Y ahí empiezan los problemas: que si se lo deja a un vecino, que se pacta otra fecha o si vamos nosotros a recogerlo a la empresa de reparto.

Lo que se conoce como «última milla», es decir el último tramo que recorre la mercancía hasta su destino final, es una de las partes más caras del proceso. No hay más que pensar en pequeñas furgonetas moviéndose por las ciudades, atascos, domicilios vacíos y la contaminación generada para ver que las entregas en casa no son ni rentables ni eficientes.

¿Cual es la solución? Empresas como Amazon ya las están implantando. Una podría ser la entrega del paquete en pequeños comercios con los que la emisora del paquete tiene un acuerdo, y donde el cliente va a recogerlo; y otra consiste en el despliegue de buzones inteligentes o lockers. Esta última solución es bastante buena y algunas empresas, como la ya citada Amazon, han comenzado a desplegarlos. Se trata de habitáculos que se desbloquean con una aplicación móvil o con un código enviado a tu teléfono móvil. El cliente recibe un mensaje y recoge su mercancía en estos buzones. Lo ideal sería que, en vez de que los lockers perteneciesen a una empresa determinada, estos estuvieran localizados en zonas o barrios residenciales. Al realizar el pedido, se selecciona el buzón más cercano y en él se realiza la recogida del envío.

Imagen generada con la inteligencia artificial DALLE·2

Además, también podrían usarse, no solo para entregas, sino para devoluciones y envíos particulares: el cliente contrata con una empresa de transportes el envío de una mercancía, la deposita en el buzón y el transportista lo recoge y lo lleva a su destinatario.

La tecnología existe y es barata, solo hace falta implantar la solución.

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