El I Ching como ayuda para la toma de decisiones

Los que me conocen saben que no soy de horóscopos, tarots y demás memeces. Y por ello se preguntarán por qué se me ocurre defender la práctica de consultar el oráculo chino del I Ching para tomar decisiones. ¿Me he vuelto loco acaso? La respuesta es no.

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El I Ching o Libro de las mutaciones es un antiquísimo texto chino que se puede comprender desde distintos puntos de vista. Según el modo en el que te acerques a él, puede considerarse un libro sapiencial, un tratado de moral o, como hemos comentado al principio de este artículo, un oráculo.

Al igual que ocurre con Heráclito, la filosofía que sostiene el I Ching es la de la permanencia del cambio, a lo que suma la dialéctica entre los opuestos: el ying y el yang.

No es un libro que se pueda leer de un tirón, es más bien un libro de consulta en el que el azar se convierte en protagonista. Desde un punto de vista simplista, se trata de construir un hexagrama (un símbolo compuesto por 6 combinaciones de dos trazos), el cual tiene un significado. Los trazos, una línea quebrada o una línea continua, se obtienen lanzando monedas o combinando tallos de aquilea. Estas líneas, a su vez, pueden tener variaciones, dependiendo de los valores que obtengamos (6,7,8 o 9) al lanzar las monedas o con la combinación de los citados tallos de aquilea. Al final, se consigue algo parecido a esto:

Este hexagrama contiene un texto que es el que podemos utilizar como oráculo para entrever el futuro o, como en el caso que es objeto de este artículo, puede guiarte para tomar una decisión.

Los entendidos del I Ching dicen que el libro no te predice el futuro, sino que te da las instrucciones para alcanzar tus objetivos.

Si lo vemos de un modo pragmático, a veces nos vemos en situaciones en las que es difícil decidir. ¿Quién no ha arrojado alguna vez una moneda al aire? El I Ching funciona de manera parecida, solo que en vez de dos opciones, tienes 64. Los significados de los distintos hexagramas son lo suficientemente abiertos y ambiguos como para que cualquier pregunta encaje con sus respuestas. No es la panacea, pero sí es mucho mas sabio que tirar una moneda al aire.

Pongamos el ejemplo anterior. El símbolo se corresponde con el hexagrama número 12. Si buscáis por Internet o consultáis la fabulosa traducción de Richard Wilhem, veréis que se designa como el estancamiento y que su dictamen es el siguiente:

El Estancamiento.

Hombres vulgares no favorecen

la perseverancia del noble.

Lo grande se va, llega lo pequeño.

Si tu pregunta estuviera relacionada con un cambio en tu vida laboral, podríamos sentirnos animados a cambiar, salir de la rutina y del estancamiento, y aceptar esa oferta que nos han hecho. Obviamente, fiarse totalmente del azar no es recomendable y, a la respuesta del I Ching hay que oponer las circunstancias particulares de nuestra vida. Pero, al menos, nos da una idea para reflexionar.

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