Libros que leo: Línea de Fuego de Arturo Pérez Reverte

«Línea de Fuego» es un libro que tenía en mi lista de lectura y que, por varias razones, no terminaba de empezar. Al final, llegó el momento y tengo que confesar que me atrapó desde la primera página.

Línea de Fuego

Portada del libro

Arturo Pérez Reverte nos relata los diez primeros días de la Batalla del Ebro desde el punto de vista de sus protagonistas; es decir, de los combatientes. Aunque, como advierte Don Arturo en su página web, ni el pueblo donde se desarrolla la acción, ni los personajes son reales, la historia que cuenta puede considerarse totalmente cierta. Cualquiera que haya hablado con veteranos de guerra, ya sea de nuestra Guerra Civil o de cualquier otra guerra, encontrará muchas coincidencias con las vicisitudes que sufren los protagonistas del libro.

Un gran acierto del autor es la forma de narrar la historia. El libro está escrito desde la mirada de los personajes. Es decir que, cuando el protagonista es, por ejemplo, un comunista, nos veremos inmersos en sus ideas, motivaciones, miedos y dudas. Lo mismo pasa con el resto de personajes ya sean falangistas, brigadistas internacionales, legionarios o requetés. El autor demuestra de esta manera un gran respeto por la inteligencia de los lectores. No se trata de una obra de buenos o malos, ni se juzgan las ideas de los que combaten. Simplemente se exponen y ya será el lector el que juzgue. De hecho, a lo largo de la lectura, uno se da cuenta de que hay pocas diferencias entre las motivaciones de los que combaten independientemente del bando. En unas ocasiones se trata de salvar la cara y no quedar mal ante los compañeros; en otras, lo que prima es el instinto de supervivencia. En algunos casos, lo que mueve a los protagonistas es el miedo a sus superiores; y en otros, el simple revanchismo. Seremos testigos de actos heróicos y de actuaciones crueles y execrables. Y, en ocasiones, ejecutados por la misma persona.

Por otro lado, Don Arturo ha escrito el libro en presente de indicativo. Este hecho no es baladí porque el ritmo que se imprime a los acontecimientos es brutal: no leemos cosas que pasaron hace más de ochenta años, sino que nos vemos sumergidos en el mismo momento del combate. Olemos el sudor rancio, sentimos la calidez de la sangre recién vertida y se nos acelera el corazón momentos antes del asalto.

En resumen, no sé que haces leyendo este blog en vez de salir disparado a leer «Línea de Fuego»

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