¿Por qué buscamos agua en Marte si en la Tierra hay gente que se muere de sed?
Cuenta la leyenda que cuando Faraday terminó de explicarle lo que era el electromagnetismo al entonces ministro de economía británico, este le preguntó: «¿Y esto para que sirve?». La respuesta de Faraday fue tajante: «No lo sé, pero seguro que algún día usted cobrará impuestos por ello».
Esta anécdota, que probablemente sea falsa, viene a cuento porque, de vez en cuando, me encuentro memes o preguntas del tipo ¿Por qué buscamos agua en Marte si en la Tierra hay gente que se muere de sed? y otras estupideces de ese tipo.
Por desgracia, convivimos con una enorme cantidad de ignorantes que, si no encuentran un beneficio claro e inmediato en la investigación científica, la califican enseguida de derroche o, peor aun, de pérdida de tiempo. Sufrimos la triste herencia del infame Unamuno. Ya sabéis, el espabilado ese que dijo aquello de «que inventen ellos».
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La investigación científica, incluso la más abstracta (matemáticas o física teórica), no busca ser útil per se. Su principal objetivo es explicar el mundo en el que vivimos. Es por eso que los verdaderos filósofos —desde los griegos hasta Descartes— eran matemáticos. Es de sobra conocido que en la entrada a la Academia de Platón estaba escrito aquello de «Que nadie entre aquí si no sabe geometría». Para darle utilidad a los descubrimientos científicos ya están los ingenieros.
La búsqueda del saber es lo que nos hace humanos. El saber científico nos ennoblece como personas pues nos permite conocer los elementos de la realidad y sus relaciones. Nos eleva de meros consumidores utilitarios a entendedores del mundo que nos rodea. Y, como premio, ese conocimiento nos proporciona una mejor calidad de vida que se materializa en la tecnología en la que nos apoyamos día a día: las vacunas que nos evitan las consecuencias de las enfermedades, las medicinas que nos curan, los teléfonos que nos enlazan, la Internet con la que nos comunicamos y un largo etcétera.
Por tanto, a la caterva de necios que se queja del dinero que se derrocha buscando agua en Marte, les interesaría saber que, gracias a esa inversión, se están desarrollando tecnologías que en un futuro próximo salvarán vidas (puede que incluso las suyas), les proporcionarán bienestar y por las que, como dijo Faraday, pagarán impuestos.
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