El conflicto de Nagorno Karabaj contado de forma fácil
El conflicto del Nagorno Karabaj aparece de forma periódica en las noticias en forma de escaramuzas, combates y, a veces, batallas. Para entender el conflicto, hay que remontarse a principios del siglo XX. Veamos lo que ha sucedido hasta ahora.
Resumen histórico
La cristiana Armenia y la musulmana, y étnicamente turca, Azerbaiyán, han chocado durante siglos. Hasta la revolución bolchevique, formaban parte del Imperio Ruso. Aprovechando el caos provocado por la revolución, Armenia, Georgia y Azerbaiyán se independizaron de Rusia y formaron la Federación Transcaucásica. En el ínterin, Azerbaiyán se hizo con el área de Nagorno Karabaj con la ayuda del Imperio Otomano. Hay que recordar que, durante la I Guerra Mundial, se produjo el genocidio armenio por parte de los otomanos. Ya tenemos el caldo de cultivo para un conflicto: toma de un territorio, dos religiones y un genocidio.
Para colmo, en 1920 Azerbaiyán fue recuperada por la Unión Soviética y, en 1921 ocurrió lo mismo con Armenia y Georgia. Para ganarse el apoyo de Armenia, los bolcheviques prometieron el retorno de la región a esta, ahora república soviética pero, para evitar conflictos con Turquía, Stalin mantuvo Nagorno karabaj en manos de los azerbaiyanos.
Durante la existencia de la Unión Soviética, no se produjeron incidentes entre ambas repúblicas. Cuando la URSS colapsó, la población armenia de Nagorno Karabaj exigió que el territorio volviese a a su país de origen. Lo que provocó una guerra que duró entre 1988 y 1993 en la que los muertos se contaron por decenas de miles. El resultado de los combates favoreció a los armenios de Nagorno Karabaj que estaban mejor organizados que los azerbaiyanos y que, además estaban apoyados por Rusia. El final de esta guerra supuso que la población armenia en Nagorno Karabaj proclamase su independencia de Azerbaiyán denominándose desde entonces República de Artsaj. Dicha república no ha sido reconocida, a día de hoy por ningún país, ni siquiera por Armenia o Rusia.
Desde entonces, la zona es conflictiva y ha sido escenario de combates y escaramuzas ocasionales. La más grave sucedió en 2016, en la denominada Guerra de los cuatro días que costó la vida de 200 contendientes.
¿Qué pasa ahora?
En los combates iniciados el pasado 27 de octubre han participado del lado de Azerbaiyán mercenarios sirios que, según parece, han sido enviados a la zona con el apoyo de Turquía. Turquía, Irán y Rusia (ver mapa) son países limítrofes con Armenia y Azerbaiyán y con importantes intereses en la zona.
Irán, ya se sabe, es una potencia regional que quiere mantener y mejorar su influencia en la zona. Por otro lado, Turquía mantiene lazos históricos con Azerbaiyán. Además, el gobierno de Erdogán, a pesar de pertenecer a la OTAN, lleva tiempo ejecutando iniciativas de por libre, al margen de la alianza atlántica, en un intento de formar una Gran Turquía o, al menos, incrementar su influencia en algunos países que, en su tiempo, formaron parte del Imperio Otomano.
¿Y Rusia?
La reacción rusa ha sido muy tibia a este rebrote del conflicto. Existen dos posibles razones:
El gobierno de Armenia ha mostrado, en los últimos años, demasiado interés en instituciones occidentales tales cómo la OTAN o la UE. Parece que Putin quiere castigar al país con su indiferencia.
Azerbaiyán, aunque goza de gran libertad en su política internacional y no se ha regido por las directrices del gigante ruso, tampoco se ha significado en contra de su antigua metrópolis, manteniendo con Moscú muy buenas relaciones sin hacer grandes guiños a occidente.
Sin embargo, la aparente tibieza de Putin en estos momentos no debe ser considerada permanente. Hemos dicho que mercenarios sirios están combatiendo en la zona. Estos mercenarios son los mismos que luchan contra Bashar Al-Áshad. Ya sabemos que Rusia apoya al gobierno sirio.
¿Cómo va a acabar esta crisis?
A pesar de la rivalidad entre Turquía y Rusia por mantener la influencia en la zona, también tienen intereses comunes. A Rusia le interesa una Turquía rebelde en la OTAN que también facilita a las tropas rusas el acceso a Siria. Turquía quiere mantener cierta independencia y libertad de movimientos con respecto a la OTAN y la UE. Para ello, Rusia es su mejor aliado.
Por lo tanto, parece lógico que, tras una pequeña ganancia de territorio por parte de Azerbaiyán, se acuerde un alto el fuego impuesto por estas dos potencias regionales.
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